Opinión

NO CREO EN EL SEO QUE TÚ CREES.

17 Abr , 2012  

Hoy leí en Wiseri una entrada [ editado: Tristemente ya no existe Wiseri 🙁 ] que, si bien propone una buena herramienta, me parece que acaba por poner énfasis en los mitos y leyendas que se tejen sobre ese “oscuro arte” que se llama SEO.

Lo que todos y todas parecen olvidar es que este no es sólo un juego de palabras claves y que la posición de tu página en Google (y otros buscadores, ¿por qué no?) no sólo se trata de SEO.  Mucho menos ese SEO que todo mundo cree conocer y entender tan bien.  Yo no creo en ese SEO.

¿En serio?

El SEO (siglas en inglés para “Search Engine Optimization” u optimización para motores de búsqueda) se refiere a un conjunto de técnicas que potencian, más no garantizan, que tu sitio web, portal o página contengan los elementos necesarios para que los motores de búsqueda sepan buscarlo, explorarlo, catalogarlo, categorizarlo, calificarlo y, por medio de sus propios algoritmos, presentarlo a quienes realicen búsquedas.

No se trata de simplemente un “recetario para el éxito en Internet”, ni tampoco de una técnica mágica que hará que tu sitio sea mejor y “venda más”.

Está claro que el artículo en cuestión es un muy buen inicio, pero el SEO por sí mismo no es la única herramienta necesaria para desempeñar un buen papél en Internet, pues, sí sólo fuera esto, entonces todos estaríamos mejor posicionados.

Resulta que entre nosotros existen personas que se aprovechan (“hecha la ley, hecha la trampa”) con técnicas que abusan de “las reglas del juego”, lo cual explica por que Google y todos los motores de búsqueda se la pasan cambiándolas y ajustándolas, a veces incluso hasta cada semana.

No, no sólo son tus palabras claves, ni tus ALT y TITLE en tus imágenes, ni decir X veces la misma palabra, hay más en ello y por eso hay que contestar algunas preguntas:

Un buen código. ¿Está bien escrito tu HTML?

¿Dónde está la tecla para hacer el logo más grande?

¿Dónde está la tecla para hacer el logo más grande?

No importa que tan “inteligente” sea (o diga que és) el algoritmo que revisa tu página o sitio, si no está bien configurado (etiquetas correctas aún si, por usar nuevas técnicas de presentación, no valida), el buscador no lo comprenderá.  Lo cierto es que cada cabeza es un mundo y aún si hay una serie de lineamientos que se deben seguir, algunos los rompen, y aún así posicionan en Internet.  Pero la gramática detrás del contenido, eso que permite que se presente en pantalla, el HTML, debería estar escrito de acuerdo a una serie de reglas cási inamovibles.

Desde tener en cuenta la presentación y usabilidad de tu contenido hasta la accesibilidad al mismo, todo es relevante y no debería perderse atención al detalle.

Relevancia de tu contenido. ¿Lo que escribes es relevante para tu audiencia meta?

Esta imagen no es relevante a lo que hablamos… ¿O sí?

Esta imagen no es relevante a lo que hablamos… ¿O sí?

Si abres una búsqueda en Google, haces click en el primer resultado y (dentro de un determinado rango de tiempo) regresas a la lista de resultados, Google te ofrece la opción de eliminar los resultados de ese sitio. ¿Por qué? Porque reconoce la posibilidad de que alguien haya hecho trampa y esté en primer lugar, aún si no lo merece.  Si tu audiencia no encuentra lo que busca en tu sitio, ¿Por qué habría de querer regresar?

Cuando no hablas a tu audiencia, pierdes su interés, es así de sencillo.

Validéz de tu contenido. ¿Alguien más opina que tu contenido tiene valía?

¡Sí! Yo soy el más cariñoso, ¡ven, que te doy un abrazo!

¡Sí! Yo soy el más cariñoso, ¡ven, que te doy un abrazo!

Cuando todos y todas estamos en esta “carrera por el primer lugar” y, todos y todas a la vez, decimos que nuestro contenido es el mejor, no hay manera fácil de saber cual, entre todas esas opciones, lo será.

Para ello, Google recurre a hacer una referencia cruzada entre todas sus búsquedas anteriores, los clicks que han llevado hasta allí a otros y otras, los enlaces que otros sitios tienen (que ellos catalogan en un ranking de “autoridad” sobre uno o varios temas específicos) y deciden si procede o no, junto con datos como la fecha en la que fue publicado, tu propio ranking de “autoridad”, cuantas veces se ha mencionado este contenido en las redes sociales, con que términos se asocia, etc.

Pero no es sólo eso, Google “lee” tu contenido también y así, contrastando estas y muchas otras variables, determina que tanto puede valer un contenido para una zona específica, un idioma específico, un género y hasta un grupo etario.

Es por ello que, si no te has dado cuenta aún, muchas búsquedas varían entre tú y otras personas, por que estas han sido “perfiladas” de acuerdo a tus actividades.  Google incluso toma en cuenta puntos tan específicos como cuanto tiempo tiene tu contenido en línea en relación a lo ántes mencionado.

Puesto de una manera más simple, si no escribes para tu audiencia y no capturas su interés, no sólo les perederás como tales sino también perderás la oportunidad de ganar a otros y otras más.

Las estadísticas de uso más allá de las mencionadas ¿Cuánta gente se “queda” leyendo tu contenido e incluso pasa de esa primera página que encontraron?

David todavía se pregunta por que nadie entra a su comedor

David todavía se pregunta por que nadie entra a su comedor

No sólo estoy hablando de las estadísticas de uso que se recopilan a través de servicios como Google Analytics, sino también de aquellas que se recuperan por el simple uso de Google como portal y motor de búsqueda, sitios que también tengan Google Analytics instalado en ellos y el navegador Google Chrome.

El hecho es que no sólo se trata de cuanta gente visite tu sitio (al igual que no sólo se trata de cuanta gente entre en una tienda física) sino cuanto tiempo se queda y si navegan a otras partes en tu sitio.  Lo cual, en parte, nos regresa a los dos puntos anteriores, relevancia y validez, pero también nos recuerda que lo que buscamos es [enganchar|participar|abordar|atraer|engranar] a la audiencia (el término en inglés es “engage”), es decir, buscamos su participación activa, tanto en nuestro sitio como fuera de él.  De la misma manera que sentirnos bien y bien atendidos en y por una tienda y su staff nos hace volver a ella y compramos una y otra vez, es decir nos crea “lealtad”.

Escucha a tu audiencia ¿Estás en las redes sociales sólo para vender?

¿Aló? ¿Internet?

¿Aló? ¿Internet?

Seamos claros, a nadie le gusta que le llamen para ofrecer “esa grandiosa oferta” a la hora de la comida, de la misma manera que a nadie le importa leer sobre “esa grandiosa oferta” que ofreces en los medios sociales una y otra y otra vez.

Compartes espacio y tiempo con gente que tu audiencia considera valiosa (familiares, amigos, allegados, colegas, etc).  Inicia una conversación o forma parte de ella, y deja que tu negocio fluya con naturalidad.

Decir: ‘Por cierto ¿Te conté de “esa grandiosa oferta”?’ de la nada, sin que ni para que, en medio de una conversación, no se traduce ni en visitas a tu tienda ni en ventas, de la misma forma ocurre en los medios sociales, donde tu audiencia busca una respuesta a sus inquietudes, frustraciones o elogios hacia tu marca/servicios/persona.

La única manera de entablar una relación de verdad es hacerlo de manera que sea mútuamente benéfica, y con suerte lograrás trasnformar a tus visitantes en audiencia y a tu audiencia en embajadores de tu contenido.

Los sitios no se encuentran sólos ¿Cuentas con una campaña OFFLINE?

¡Llévate una rana profesional con cada compra!

¡Llévate una rana profesional con cada compra!

Desde tarjetas de presentación, panfletos, recomendaciones “boca a boca”, hasta campañas mediáticas corporativas con altísimos presupuestos, con una Internet tan basta y llena de contenidos, ¿Cómo estás entrando en el imaginario colectivo? ¿Qué sucede cuando no se encuentra en línea?

Si lees los puntos anteriores con esto en mente, comprenderás la importancia de este punto aún más.  Lo que hacemos por Internet no debería sólamente referenciarse dentro de la misma pues existen, virtual y potencialmente, una infinidad de “competidores” por ese primer lugar.

El ejemplo más claro es la relevancia cultural que ahora tienen sitios como Facebook, Youtube y Twitter, motores de búsqueda como Google o Yahoo o incluso tiendas en línea como Forever21, que han entrado a formar parte del consciente colectivo y se presentan en más de una de nuestras conversaciones diarias.

Gigantes como el mismo Google se anunció en periódicos o Facebook hace eventos reales, físicos para mostrar sus nuevas características son pruebas fehacientes de ello.

Resaltar entre el montón ¿Qué te diferencia de los otros?

Mis ganas de triunfar, ¿no? ¡Ah, sí! Mi sombrero también.

Mis ganas de triunfar, ¿no? ¡Ah, sí! Mi sombrero también.

Al margen de las palabras claves, que sólo sirven para establecer un primer contacto en el catálogo, y al igual que una camisa de vestir, que de ellas hay muchas y sólo unas cuantas capturan tu atención, ¿Qué ofreces que sea distinto y haga llegar a tu audiencia una y otra vez?

No se trata de un logo atractivo, ni un diseño de interiores elegante.  Al igual que en la vida real, lo que logra que se venda es lo mismo, lo que nos diferencie del resto.  El espacio entre góndolas y estantes, la variedad de lo que se nos ofrece, la atención al cliente, el dominio que demuestres sobre tus productos (recuérdame que te hable algún día del “cable mágico” o de por qué no compraré más en ‘esa’ tienda).

Pero esta respuesta la darás tú mismo o tú misma, no soy yo quien pueda decirte que es mejor para hacerlo bien.

Para cada pregunta hay muchos casos de estudio que podría referenciar (avísame, si te parece necesario). Para cada respuesta existirá una herramienta que te permita hacer un seguimiento y una métrica más o menos razonable (pues no siempre se trata de ciencias exactas, menos en un campo de juegos donde las reglas cambian cási a cada instante).

Si el Internet es una caja de crayones y tu sitio un color específico, un crayón entre muchos, destacarás por los gustos de quien te observa, y serás el crayón más usado si entregas lo que proyectas entregar.

Las reglas del juego que son razonablemente aceptables para destacar son siempre las mismas:

  • Diseña un código limpio,
  • crea un contenido válido y relevante,
  • escribe con tu propia voz, por y para tu audiencia,
  • mantén un oido al suelo y escucha sus voces,
  • responde a los cambios con naturalidad,
  • establece una campaña fuera de Internet,
  • y (por sobre todo) no creas que sólo con SEO vas a lograr ROI (siglas en inglés para “Return over investment” o retorno sobre inversión).

Al final, aún si apareces arriba en los motores de búsqueda, esto no significa nada (ni se traducirá en ROI) si no tienes en cuenta estos y otros tantos consejos sanos que hay por muchos otros lados.

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Dime ¿prestaste atención, o sólamente viste las fotos?

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